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Elena Vilalta: “Si te ocultas no eres tú, eres una máscara”

  

La Director Quality Engineering at Oracle, junto a Emma Maddalosso, Begoña Gallego y Eva Pérez Nanclares, analiza en myGwork cómo ha avanzado la visibilidad lésbica en los últimos años

 

26 de abril de 2021 – Madrid

 

Cuatro mujeres completamente diferentes. Con unas aficiones, una ideología, una forma de vestir, de hablar, de vivir la vida. Son una abogada, una ingeniera, una policía y una gestora cultural. Las cuatro comparten, eso sí, dos cosas: su orientación sexual y su éxito profesional. Porque ser lesbianas no les ha impedido alcanzar su sueño. Su éxito radica en su sinceridad, la cual les ha permitido ser libres y visibles en una sociedad en la que, sin embargo, sigue habiendo muchas mujeres homosexuales que guardan silencio.

 

El 26 de abril se celebra el Día de la Visibilidad Lésbica y, como no podía ser de otra manera, myGwork realiza un evento online. En esta ocasión, con la participación de Emma Maddalosso, gestora cultural y representante de ExteriorES Diverso (la plataforma de personal LGTBI+ del Servicio Exterior español, así como sus parejas y familias); Begoña Gallego, policía y presidenta de LGTBIpol (asociación de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, comprometida con los Derechos Humanos, por la Visibilidad de la Diversidad Sexual, de Género y la Igualdad); Eva Pérez Nanclares, abogada y representante de LesWorking (la primera red profesional internacional para mujeres lesbianas y bisexuales), y Elena Vilalta, Director Quality Engineering at Oracle y miembro de OPEN (Oracle Pride Employee Network - LGTB & Allies).

 

Las mujeres lesbianas siempre han estado en primera línea de batalla en las luchas por la mujer y por el colectivo LGTBI+. Lo han hecho aguantando, además, insultos relacionados con su ‘poca feminidad’. Sin embargo, y aunque los estereotipos siguen presentes, poco a poco se van quedando atrás.

 

“En mi opinión, no hay que simplificar y pensar que somos todas iguales. Una imagen no vale para todas. Lo importante es saber que cada mujer es distinta a otra, independientemente de su orientación sexual”, apunta Maddalosso. Sin embargo, es cierto que “a la sociedad le da tranquilidad clasificarnos de alguna manera. Nos pasamos la vida buscando esa clasificación. Y cuando no se conoce la realidad nos resulta mas fácil estereotiparla”, explica Pérez Nanclares, quien asegura que “la realidad es que existe una diversidad inmensa dentro del mundo de las lesbianas. El hecho de visibilizarnos ayuda a que el resto de personas entiendan que, como en cualquier grupo humano, somos transversales y lo que tenemos en común es una experiencia de lo que ha supuesto ser lesbianas como una forma de estar en el mundo. De enfrentarnos al mundo y de estar marcadas. Todo los demás es distinto. Aún queda mucho camino por recorrer, pero la única forma de destruir ese prejuicio es salir a hablar”.

 

“Está en nuestra mano cambiar esos prejuicios y percepciones. Hay que ser transparentes. Mostrarnos como somos. Si no lo hacemos parece que ocultamos algo. Tenemos que transmitir normalidad”, comenta por su parte Vilalta, quien no entiende que las personas tengan miedo a ser quienes son. “El miedo sólo perjudica al que lo tiene. Le impide ser libre y feliz, porque vive limitado. Si te ocultas no eres tú, eres una máscara”, dice la Director Quality Engineering at Oracle.

 

El miedo viene, como afirma Gallego, “por inseguridades, por el qué dirán. Pero un día rompes con todo y te das cuenta de que es tu cabeza quien te frena. Uno tiene que quererse así mismo, ser feliz y que le de igual lo que piensen lo demás. Si renuncias a ti misma por ellos ¿qué vas a hacer?, ¿suicidarte? No. Yo siempre digo que hay más problemas en nosotros mismos que en la calle. Hay que coger seguridad y ser uno mismo”.

 

‘Encerradas en el trabajo’

“En los últimos años ha habido una serie de organizaciones como Lesworking, REDI o myGwork que han contribuido a que en el ámbito empresarial se haya empezado a dar un paso adelante y a poner sobre la mesa la condición de este colectivo, su estilo de vida… Todo ello ha hecho que se genere una estela y nos hayamos ido apoyando y animando a dar a conocer nuestra homosexualidad abiertamente; y hacer de ello una forma de activismo para ayudar a otras personas a hacerlo”, indica Pérez Nanclares.

 

A pesar de todo, según el proyecto ADIM, el 72% de las personas LGTBI+ no han salido del armario en su entorno laboral. Algunas porque tienen miedo al rechazo, otras porque creen que tendrán más obstáculos a la hora de lograr un ascenso. Por su parte, el informe de la OCDE titulado ‘Miradas a la Sociedad’, muestra que el conjunto del colectivo LGTBI+ tiene un 11% menos de posibilidades de llegar a un puesto directivo.

 

Estos datos dejan de manifiesto que “queda mucho por hacer. Nosotros defendemos que una de cada 10 mujeres trabajadoras puede ser miembro del colectivo. Es decir, de mil profesionales cien. Pero es impensable que no haya ninguna en toda una compañía mediana o grande. Pues bien, hay empresas que cuando vamos nos dicen ‘no, si aquí no hay lesbianas, no existen’, cuando realmente las hay y participan en actos. Lo que pasa es que en sus empresas están dentro del armario, incluso aunque estén casadas o con hijos. Pocas se manifiestan como lesbianas, aunque lo sean, por miedo a que les lleve problemas con sus compañeros, clientes, proveedores… Igual que está más normalizado el colectivo gay y empieza a ser un clamor social el tema de los conflictos del colectivo trans, las mujeres lesbianas estamos en un plano secundario de invisibilidad porque cuando se habla del colectivo, aunque estamos las primeras, es difícil que hable una lesbiana de una empresa grande. Y no es que no existan, es que no se las ve, no se las oye, no tienen voz porque no han tenido el ambiente de libertad suficiente para hacerlo”, afirma la representante de Lesworking.

 

“Creo que el miedo no es tanto a la empresa o institución en general, como a los comentarios de las personas que trabajan contigo. Obviamente, hay gente que, según el ámbito laboral en el que se mueva, puede temer perder su trabajo, pero creo que el miedo reside más en el sentirse señalado. Faltan estrategias y políticas de inclusión en las empresas, se debe apoyar la lucha contra actitudes de LGTBIfobia y la sensibilización y concienciación del personal debería ser primordial”, incide la representante de ExteriorES Diverso.

 

Por su parte, Vilalta anima a las mujeres a ser visibles y sostiene que “ser lesbiana no es un problema”. Ella salió del armario con 16 años y reconoce que “nunca he tenido ningún problema, ni en mi entorno personal ni en el laboral. Cuando entré en el mundo corporativo hace 23 años yo no andaba por ahí proclamando nada porque no sabía de que pie calzaba la gente. No por miedo, sino por precaución. Primero tienes que saber en qué entorno estás y luego te explicas. Aterrizar en cualquier fiesta y gritar ‘ey soy lesbiana’ es absurdo, pero cuando ya tienes compañeros, amigos… no compartir tu vida con ellos me parece algo fuera de mi cabeza. Es por principios. Si ellos comparten su vida conmigo yo también”.

 

“Depende de uno mismo, pero también de que la sociedad cambie. Todavía estamos luchando para que las mujeres estén en el gobierno como presidenta. Todo va cambiando poco a poco porque hay gente visible y eso hace que otras se vayan visibilizando. Pero no hay que olvidar que en el mundo laboral la mujer no es muy visible, sea o no lesbiana”, cuenta la presidenta de LGTBIpol.

 

Soluciones para que no siga siendo tema tabú

Las cuatro tienen claro que todo sería más sencillo si hubiera más referentes. “A lo largo de la historia las mujeres hemos sido siempre relegadas a papeles secundarios, tanto más cuando se ha tratado de mujeres homosexuales, prácticamente invisibles. La normalización llega a través de la representación y la visibilidad”, argumenta Maddalosso. “Marslaska es un referente para el mundo homosexual masculino, pero nos falta lo mismo en mujer”, señala Vilalta.

 

Gallego cree que lo ideal es que “se visibilice más en los medios, porque esta sociedad funciona mucho así. La visibilización debe ser universal y no tienen que proponerlo solo las organizaciones LGBTI+”. Asimismo, está convencida de que la mejor manera de mejorar la imagen que se tiene de las mujeres homosexuales “radica en la educación. Mi hija, por ejemplo, ha nacido en la diversidad”.

 

“Es importante aceptar la diversidad, fomentar la equidad y respetar la esfera privada de cada una. Si los niños desde bien pequeños conocen diversos modelos familiares, diversas orientaciones sexuales y aprenden a respetar a cada persona por lo que es, no habrá que preocuparse por determinada imagen”, indica la gestora cultural y representante de ExteriorES Diverso.

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